domingo, 2 de junio de 2013

Pensando en un poco de esperanza para todos escribo este poema.


TODAVIA

Todavía es posible, todavía
Todavía anida la esperanza
Y el mundo de los sueños
Emerge de las gentes.

Todavía se ríen los niños
Y el hombre de la calle
Piensa mientras camina
Que el trino de los pájaros
No pueden secuestrarlo.

Todavía tenemos nuestras bocas
Para gritar muy alto
Y cambiar las cosas
Todavía se puede, todavía.
Y borraremos del mapa
Todos los carroñeros
A golpe de las urnas
Y que no vuelvan nunca.

Todavía estamos en el tiempo
Sólo hay que luchar
Con el alma en las manos
Y cerrarles las puertas
A todas las mentiras.

Todavía se puede, todavía.

Paco González Maqueda

Junio 2013.

viernes, 24 de mayo de 2013


SONETOS



Estoy soñando un mundo de colores
En el cielo irreal del pensamiento
Por los caminos de los sentimientos
Por los senderos de las ilusiones.

Un mundo azul, carente de dolores
Sin hambres, guerras, mentiras. Sin tormentos
Dándole de beber a los sedientos
Donde se hablen de paz los corazones

En este cielo, de colores soñado

Este lugar, magnifico e incierto
Donde cante el juglar enamorado

En el medio del pecho colocado
Es el cielo que llevamos dentro
Ese cielo que tanto hemos buscado.

De mirar en el cielo, los poetas
De juntar las palabras en los versos
La forma de expresar sus pensamientos
De buscar en nuestras mentes inquietas

De no querer cerrar ninguna puerta
De batallar seguros y contentos
En un oasis  de amor y sentimientos
Tan sólo es la palabra lo que cuenta.

Subiremos al campo de la aurora
Olvidaremos a todos los inventos
Que en la mente del hombre se amontonan

Hoy poco son para todos portentos
Ni en la paz de la vida colaboran
Sembrando la semilla de los muertos.


De los muertos del mundo estoy hablando
Esos que mueren cada día un pedazo
Se les coló la muerte en sus regazos
Por los campos del mundo caminando

No solo de vivir el hombre muere
Se muere de vivir sin tener vida
De saber que la partida está perdida
Se muere a pesar de que no quiere

No solo le alimenta la comida
Si en el campo del alma ya no tiene
La fe ni la esperanza de la vida.

Es una lucha estéril y perdida
Cuando el tren del destino se detiene
En vía final donde todo termina.


No comulgo con ruedas de Vespinos
Ni me creo la paz de los telediarios
Si Jesulín se casa con la Campanario
Me deja el cuerpo de cubito supino.

No me creo el triunfalismo del Aznar
Ni en su corte de necios panfletarios
Que mienten mientras rezan los rosarios
Para que les concedan los bienes de ganar.

Me repugna que el jefe americano
Defienda a los que aprietan el gatillo
Ignorando si se les fue la mano.

El que se mueran de hambre los afganos
O que los pasen a todos a cuchillos
Le da igual pues no son sus hermanos.



Que en Kioto no firmen los convenios
Ni acepten los acuerdos por la Tierra
Más que asustarnos, de veras, nos aterra
De que estos locos se piensen que son genios.

¿Quien puso en el despacho al botarate,
Fanfarrón, ignorante, presumido
Alcohólico, farsante, resentido
Camorrista y loco de remate?

Piqué, con sus golpes de cabeza
Nos hizo a todos siervos del bandido
Aumentando aún más nuestra tristeza.

Dejando al descubierto la pobreza
De que al amo del mundo sometidos
Simplemente porque nada en riquezas.


Paco González Maqueda




jueves, 23 de mayo de 2013

PESADILLA

PESADILLA


La noche se silencia
se apagan los luceros
y la Luna se viste
de luto riguroso.

Un aire pestilente
emerge de las ramas
y los gatos maúllan
sordinas de lamentos.

Una guadaña negra
se asoma caminando
entre brumas espesas
chapotea en el fango.

Sobre nubes oscuras
relámpagos de fuego
aterran a los pájaros
que huyen alocados.

La agonía se ensaña
y el aire se estremece
ahogado por la angustia
con los sudores fríos.

La luz de la mañana
hace que me despierte.



Francisco González Maqueda
Mayo 2013

jueves, 17 de enero de 2013

Pido un indulto


PIDO EL INDULTO

Sí, pido un indulto. Ahora que nuestro gobierno se ha explayado en conceder indultos incomprensibles. Que ha indultado a Mossos de Escuadras maltratadores, condenados por sentencia firme y pese a que la Audiencia de Barcelona ratificó la sentencia los volvió a indultar. Hasta indultar a un individuo que mató a una persona circulando a contramano en una autopista. Los he visto tan magnánimos en conceder las medidas de gracia que me permito pedirles un indulto, y por ello lo pido.
Señores del gobierno, les pido un indulto para los sufridos ciudadanos y lo pido para que nos libre de las siguientes condenas: Denos el indulto del ínclito Sr. Wert, líbrenos de este Sr, y de sus manías de someternos a todos en la educación del imperio.
Denos el indulto de la Sra. De Cospedal y líbrenos de sus cierres de ambulatorios donde se resguardan las personas de la tercera edad para sentirse más seguras aunque no más sanas.
Denos el indulto del Sr De Guindos y líbrenos de  sus primas de riesgo y sus economías de guerra.
Denos el indulto de incomprensible Sr. Gallardón y sus políticas “sociales” de la Justicia, donde podrán pedirla aquellos que puedan pagársela.
Ya sé que es mucho pedir, pero denos el indulto del inefable Sr. Rajoy y líbrenos de sus recortes, mentiras e incumplimientos de programas.
Denos el indulto, del Sr. Montoro, la Sra. Sáez de Santamaría, Soria etc.
Para todo lo anteriormente expuesto no atrevemos  alegar que somos una ciudadanía engañada. Que creímos en la democracia y fuimos a las urnas cómo van los  corderos al matadero en la ignorancia de que viviríamos mejor con estos ínclitos personajes. Que llevamos unos años sufriendo las políticas alemanas, bajando nuestro nivel de vida, engrosando las listas del paro y soportando la corrupción galopante que asola de costa a costa el país. Que nuestros hijos se tienen que marchar al extranjero después de habernos arruinado para que consiguieran terminar una carrera. Y que más y más y más y muchísimo más.
Que por todo lo dicho y lo no dicho creemos que nos merecemos el indulto total de toda esta tropa de vividores y corruptos que enlodan nuestra pobre vida cotidiana y que sería muy largo de enumerar.
Por todos y para todos pedimos este indulto total para que la ciudadanía pueda respirar algo de aire puro.
Es gracia que esperamos obtener del recto proceder de su ilustrísima, exceltisima, o como quiera que se le denomine, cuya vida guarde Dios muchos años, pero lejos del gobierno.
Atte.
Ciudadano

sábado, 12 de enero de 2013




LA SIRENA


No sabía nada de ella. Estaba pasando unos días en la playa, de vacaciones, y se la había encontrado varias veces.  En la playa, tumbada en la arena, en el chiringuito. Se habían mirado con disimulo. Posteriormente se miraban con descaro. El se fijaba en todos sus movimientos. Se sabía su figura de memoria. No era muy alta, rubia y con un espléndido cuerpo. Usaba un bañador de lycra que se le ajustaba al cuerpo como una piel añadida. En realidad daba la sensación de estar desnuda. Sus senos, altos y prominentes, daban la sensación de ser duros y erectos. Las piernas largas y bien formadas con unos muslos musculosos y ágiles. El vientre plano hacía resaltar,  aún más, el tamaño de sus pechos. El bañador de tan ajustado marcaba completamente los pezones como si no existiese ninguna tela sobre ellos. Lo mismo ocurría en el sexo. Se marcaban claramente los labios mayores y la tela de lycra se hundía entre ellos. Verdaderamente poseía un cuerpo de diosa pagana y un hermoso rostro de niña inocente y picara. Cuando se acercaba al chiringuito era la sensación de los hombres allí presentes y de muchas mujeres. Unas la miraban con envidia, otras con desdén y muchas con deseos. Pero parecía que solamente se había fijado en él. Esto le halagaba enormemente.

Él la miraba descaradamente dejando su vista fija en las piernas de la chica. Ella, dándose cuenta, fue separándolas lentamente hasta mostrarle la protuberancia de su sexo bajo la tela del bañador. Él la miró a la cara y le hizo un guiño. Ella sacó la lengua sensualmente y se la paso por los labios. Después se marchó hacía el agua de la playa con pasos ágiles y rápidos. Sin pararse se sumergió en el agua. Él la estuvo siguiendo con la mirada. No se atrevía a moverse por la erección que le había provocado el juego erótico de la chica. No obstante apeló a su experiencia y poniéndose la toalla a modo de parapeto se dirigió hasta la playa. En la orilla, tiro la toalla en la arena y de un salto entró en el agua. Al contacto con el frío del agua le bajo la tensión y se fue nadando lentamente hasta donde estaba ella. Lo estaba esperando, se notaba que lo esperaba. Al acercarse, ella sonrío y jugueteo con el agua. El se le acercó y la besó en el cuello sorprendido de su propia osadía. Ella se dejaba hacer y jugaba con sus piernas enlazándolas con las de él. Así estuvieron un rato, jugando ella a encelarle y él a besarle en la boca, cosa que no conseguía. Ella nadaba muy velozmente y se escapaba cuando quería de sus abrazos.




 


Con las piernas entrelazadas en las de él, ella sonrió maravillosamente y le dijo.

-Parece que te bajó la tensión

El se quedó un poco sorprendido por el desparpajo de la chica sin saber que contestarle. Mantuvo sus piernas entrelazadas con las de ella sin dejar de nadar, sin dejar de moverse. Ella bajo la mano y la puso sobre su entrepierna. La erección volvió a sentirse velozmente.

Vamos mar adentro.- dijo ella

Nadaba como un pez. Suavemente pero avanzando muchísimo, tanto que a él le costaba trabajo seguirla y eso que era buen nadador. Se adentraron tanto que apenas si distinguían a las gentes de la orilla. Ella se detuvo y comenzó a bucear alrededor de él. En una de las zambullidas salió con el bañador en las manos y con un mohín coqueto se lo lanzo a la cara. Al emerger del agua dejo al descubierto su figura espléndida de cintura para arriba. Los senos se ofrecían a la vista de él con toda su belleza. Brillaban a la luz del Sol por el efecto del agua de forma maravillosa. De los pezones caían gotitas de agua que a él se le antojaban de néctar divino y ya solo pensó en besarlos.
Después de un momento de contemplarla en silencio se acerco y le beso largamente en los senos. Primero con lentitud, después con pasión y finalmente desesperadamente. Cuanto más le besaba los pechos mas los deseaba. Los acariciaba, los besaba como si fuese la última cosa que fuese hacer en la vida. Ella se dejaba acariciar ofrecida y esplendorosa. Con un movimiento rápido,  ella, se sumergió y sin grandes esfuerzos le quitó el bañador y dejo que se hundiese hasta el fondo. Después acaricio el erecto miembro de él de forma intensa. Él quería poseerla allí, en el agua, pero ella le huía se le acercaba y le huía. Le acariciaba el miembro pero no dejaba que se consumara la unión entre los dos. El cada vez estaba mas excitado, más ansioso de aquel cuerpo de mujer. No se daba cuenta de que se estaban alejando mucho de la playa. Solamente se veía la orilla. Ya no distinguían a los bañistas. El solo quería el cuerpo de ella. Ella jugaba a encelarle y a huirle cuando el se aproximaba los bastante como para iniciar el contacto sexual. Ella de pronto se paró y le beso en la boca poniendo toda su pasión en aquel beso. Se ajusto tanto al cuerpo de él, que era como si aquel beso fuese él más bellos de los orgasmos. Él estaba al borde del clímax. Ella sin dejar de besarlo giraba en su entorno subiendo y bajando sonriéndole con una mueca burlona. De pronto ella lo abrazó fuerte. Él sintió que sus senos se pegaban a su pecho y notó la turgencia y frescura de ellos. Intento aproximar sus piernas a las de ellas y notó algo frío y viscoso. No le dio importancia, estaba totalmente poseído por los encantos de aquella maravillosa mujer. Ella le besaba en la boca apasionadamente. Se fueron hundiendo lentamente sin dejar de besarse. A él le faltaba el aire. Todo su cuerpo era pasión, fuego, deseo. Él cerró los ojos y trato de abrir la boca para coger aire. No pudo hacerlo, estaba debajo del agua. Intentó subir a la superficie moviendo fuertemente los brazos, pero ella lo atrapaba con sus besos y su abrazo intensamente sensual. Ella lo arrastraba hasta el fondo a gran velocidad. En pocos segundos dejó de ver la luz del Sol y una oscuridad total se apoderó de  su ser. Ella entonces le cogió de los brazos y le condujo hasta la sima marina. En pocos minutos deposito el cuerpo inerte de él en una cueva donde varias figuras femeninas se acercaron para contemplar el triunfo de ella, la mejor de todas. La reina de las sirenas del mar. Estuvieron largo rato mirándolo y después ofrecieron su cuerpo a una roca que asemejaba la imagen del dios Neptuno. Todas las sirenas bailaban alrededor de su reina. Todas bellísimas, todas con su enorme cola de pez en un cuerpo de maravillosas mujeres.

Otro año, otra playa, otro chiringuito. A lo lejos emerge de las olas una bellísima mujer que se va acercando a la playa lentamente. Mientras se acerca su potente cola de pez se va convirtiendo en dos maravillosas piernas  y las escamas en un bonito bañador de lycra ajustado a su cuerpo como si de una segunda piel se tratase. Al llegar a la orilla, mira hacía el chiringuito donde varios hombres jóvenes beben cerveza. Ella se para a escoger su próxima conquista. Su siguiente victima. Se acerca a la orilla y despliega sus encantos ante la mirada desafiante de un chico moreno.     

jueves, 10 de enero de 2013


SE MARCHAN
A los miles de jóvenes que se tienen
Que marchar de España para encontrar trabajo


Quizás no vuelvas
Y te pierdas para siempre
Entre la espesa niebla
Que llamamos olvido.

Nos quedarán tus risas.
Tus fotos enmarcadas.
Los libros del colegio
Y alguna triste lágrima.

Te vas, quizás no vuelvas
Te empujan a buscarte
Lejanos horizontes
En países extraños.

Se va tu juventud,
Como en tiempos pasados
Se marcharon tus padres
O quizás tus abuelos.

Nosotros que luchamos
Para darte un camino
Nos vemos impotentes
Ante nuestro fracaso.

Te vas, os vais,
A demostrar al mundo
Vuestra enorme valía
Que aquí no vale nada.

Quizás no vuelvas
Y te pierdas para siempre
Por culpa de las mentes
Repletas de desidia.

Te vas, os vais
Cuanta inmensa tristeza.


Paco González Maqueda
Diciembre de 2012

DEFENDIENDO MI MAR.

Aquí, frente al mar donde vivo. A la vera de su playa. Metido en mi trinchera. Defiendo mi existencia a golpe de los versos. Ya no tendría sentido escribir mil palabras para justificarme. Y no tendría sentido porque a nadie le importa la duda del poeta. ¿Qué podría decir en mi defensa, si dejara de cantar al hombre mismo? Al hombre que se aferra a todos los desmanes de este mundo tecnológico. Al hombre que desoye a la naturaleza e ignorante la enfrenta pensando que la vence.
Cuando bajan las nubes detrás del horizonte y dibujan sus panzas con rojizos de sangre antes de que el Sol caiga herido por la noche, es en ese momento cuando miro hacia el mar y veo sus melenas de rizados cabellos mecidos por las olas. Una franja de plata me trae hasta la orilla la amenaza  infeliz de otra noche de insomnio. El brillo de las aguas delante de mis ojos como ballet de plata. El aire tibio viste aromas de primavera. Y es tan bello el momento que no puedo pensar en los miles de ojos que rompen sus pupilas dentro de las pantallas, dentro de los paisajes de no sé cuántas  megas.
Ya no valen las tardes mecidas por las olas, ni el lento caminar del sol hacia el ocaso. Ya no valen las risas de los niños que juegan construyendo castillos con los naipes de arena. Ya no vale la lluvia ni el latigazo seco del rayo en la tormenta. Hemos creado un mundo con cientos de botones para que nos enseñe imágenes guardadas en círculos de plástico.
Cuando  mi mar, aquí enfrente donde vivo, se viste de gris plomo y el agua de la lluvia borda con sus agujas vainicas de arabescos, casi siempre está sólo. Sólo con su tristeza. Con sus viejos marinos dentro de la taberna. Esos marinos rotos por muchas singladuras que guardan en sus huesos azotes de tormentas. Las manos sarmentosas huérfanas de maromas, de redes, de herramientas. Esos marinos viejos que tienen en sus ojos los paisajes inmensos de la rosa de los vientos.
Tan sólo entre las redes, viejas y arrinconadas se huele el mar profundo y lejano en el tiempo. El ritmo de las olas abrazando a la playa ya no parece el mismo. Por eso, por la noche, cuando todo se acalla, el mar vuelve a mirarme con ojos de añoranza y me dice en susurros (escríbeme poeta) escribe mis memorias que yo no tengo ganas, que yo no tengo letras para decirle al hombre que no mate mi vida.
Esta triste llamada esconde es sus adentros la angustia del que teme ahogarse entre basuras.
Te escribiré mar mío, yo te escribiré siempre. Siempre porque la sal que bulle en tus entrañas la llevo galopando por mi sangre de hombre nacido en la meseta.
Enfrente de mi casa, te agitas y te alejas. Te alejas y te vienes para que en mi ventana se recuerde el rumor de viejas caracolas.
Francisco González Maqueda
Invierno 2012